jueves, 2 de enero de 2020

Su amistad con Tomás Moro



“En la ausencia, tu recuerdo como ausente me deleitaba tanto como tu presencia en el trato cotidiano contigo como presente, el cual, por mi vida, puedo asegurarte que es lo que me produce más satisfacción en el mundo”. (Erasmo de Rotterdam a Tomás Moro en el preámbulo de El elogio de la locura). 
     Erasmo de Rotterdam conoció a Tomás Moro durante su viaje a Inglaterra en el año 1499. Desde ese instante –y hasta la muerte por ejecución del último-, ambos humanistas llegaron a compartir una relación de estrecha amistad, reflejo de la cual es su amplia correspondencia.
     Tomás Moro, canonizado en 1935, nació en Londres en 1478. Hijo de un magistrado, estudió en la Saint Anthony School. Entre 1492 y 1494 cursó estudios superiores en la Universidad de Oxford. Alternó una brillante carrera profesional y política con su interés por la literatura. Su vasta cultura humanística le valdrá la admiración de Erasmo. En 1509 es nombrado miembro del Parlamento y en 1518 entra al servicio de Enrique VIII de Inglaterra. Ese mismo año escribe su Historia del rey Ricardo III. Dos años antes había publicado su célebre Utopía, en la que proponía una organización racional de la sociedad, de base comunal, que situaba en una isla imaginaria. La obra, convertida en un clásico del humanismo, ejercerá una duradera influencia, desde Bacon hasta George Orwell. Todavía al servicio del rey, Moro defiende públicamente la libertad de culto y de palabra. En 1521 es nombrado vicetesorero del reino y recibe el título de caballero. En 1523, ya en pleno auge de la Reforma, escribe Responsio ad Lutherum, obra en la que se enfrenta al luteranismo. Sin embargo, tres años después empezará el conflicto con el rey que acabará costándole la vida: Enrique VIII, casado con Catalina de Aragón, quiere el divorcio para poder asegurarse descendencia masculina. Tomás Moro se opone a esto y renuncia en 1532 a la cancillería del reino, cargo al cual había accedido en 1529. Tras haberse negado a asistir a la coronación de la nueva reina, Ana Bolena, es acusado de corrupción, juzgado y condenado a la pena capital. Morirá en 1535, un año antes que su amigo Erasmo.


     Ambos amigos desarrollarán unas líneas de pensamiento muy semejantes en muchos aspectos. Si Erasmo defiende la paz, una Europa unida y una imagen del príncipe cristiano que quiere el bien común, Moro describe en su Utopía una sociedad ideal, después de haber criticado duramente la que tiene ante sus ojos: denuncia el absolutismo; va contra los privilegiados, el espíritu materialista, el imperio del dinero… En cambio, el Estado ideal de Utopía reposa sobre el comunitarismo, las leyes son pocas y sencillas, la religión es simple y ligada al civismo, y personas ilustradas se encuentran a la cabeza del gobierno. Sin embargo, hay algunas diferencias con el pensamiento de Erasmo, como es la posición ante la guerra: mientras él admite la posibilidad de una guerra justa, el holandés da más valor a una paz injusta que a la más justa de las guerras.
    La obra de Erasmo, El elogio de la locura, va dedicada a Moro, como el propio autor explica en el prefacio. De hecho, la idea de esta sátira le llega durante un viaje a Inglaterra que emprende desde Italia. Una vez ha llegado a su destino, en la tranquilidad de la casa de su amigo, la traslada al papel y la titula Encomium moriae, en honor al humanista inglés.

    En el prefacio del Elogio, en realidad una carta que Erasmo escribe a Moro en 1511  el autor, que pide a su amigo que tome la obra bajo su protección, no deja de alabar sus virtudes: “preferí algunas veces pensar en nuestros comunes estudios o gozar en el recuerdo de amigos tan amables como doctos en extremo que había dejado y entre los cuales, tú, mi querido Moro, ocupabas el primer ligar”, “en la condición ordinaria de la vida mortal te comportas como Demócrito. Aunque por la singular agudeza de tu ingenio estás apartadísimo del vulgo” (algo, que sin duda, es positivo en estos momentos), “con todos te llevas bien y te diviertes”… Por su parte, Moro también le profesaba a Erasmo, de forma recíproca, una fuerte admiración.

Fuentes:

Voltes, P. (2008): De Rotterdam, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia. Espasa Calpe, Colección Austral, Madrid.

Suero Roca, T. (2008): De Rotterdam, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia. Espasa Calpe, Colección Austral, Madrid.

Benassar, M.B.; Jacquar, J.; Lebrun, F. Denis, M. y Blayau, N. (2005): Historia Moderna. Akal, Toledo.











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