martes, 10 de diciembre de 2019

La religión "erasmista" contra Lutero

Como indicaba en una de mis entradas anteriores dedicadas a la bibliografía sobre el humanista de Rotterdam, encontré varios artículos muy útiles para este blog y que me permitían elaborar multitud de entradas dedicadas a temas íntimamente relacionados con Erasmo de Rotterdam. Cuando hablé sobre los artículos de revista en Dialnet, mencioné uno en concreto:  Rodríguez Lorenzo, M.A. (2005): "Del capricho de Dios a la voluntad de los gobernantes (el pensamiento religioso-político de Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero y Juan Luis Vives sobre las guerras y la paz)" en Procesos Históricos: revista de historia, arte y ciencias sociales, 8. A dicho artículo recurro fundamentalmente para la elaboración de este pequeño ensayo, centrado en el pensamiento político religioso de Erasmo enfrentando con Lutero.


En primer lugar, hemos de tener claro que el erasmismo ejerció una gran influencia en las esferas dirigentes, tanto laicas, como eclesiásticas. El gran humanista de Rotterdam estuvo atento a los males de la Iglesia y se afanó por ponerles remedio. La desenvoltura de su latín ejemplar y la persuasiva agudeza de sus críticas fueron un punto de referencia indiscutible para los intelectuales embebidos de tendencias clásicas. Erasmo propugnaba una "filosofía de Cristo" en la que se asociaban muchas enseñanzas clásicas con una visión depurada de las creencias y de las prácticas religiosas. Pero Erasmo acababa por proponer un nuevo modelo de fiel que fuera más el de un hombre de elevada moralidad que el de un miembro de una confesión religiosa. Lo que contaba para él no era tanto el patrimonio dogmático, ni siquiera el conjunto de las prácticas piadosas, sino el culto exento de ingenuidad, la imitación de Cristo de impronta ética, más bien laico e intelectual, indudablemente situado en un estadio culturalmente maduro y definible como moderno. Pero se trataba de una propuesta adecuada sobre todo para una élite social, muchos de cuyos miembros se apropiaron de ella y la consideraron válida.
(Martín Lutero, imagen de Wikipedia 11/12/2019)

El erasmismo conservaba e incluso cultivaba una carga de espíritu crítico que halagó y sedujo a bastantes miembros de las élites europeas, pero que difícilmente podía interesar a quien consideraba la fe como el fundamento principal de la comunidad cristiana. Erasmo era indudablemente un creyente, pero su faceta de hombre culto libre de prejuicios lo hizo aparecer más bien como un escéptico en materia religiosa. La de Erasmo ya era una forma de religión distinta, muy avanzada para su época. El sabio holandés creía firmemente en Cristo, pero también en las capacidades y en los derechos del hombre, y en su libertad de búsqueda. Por ello, el erasmismo fue muy perseguido por Lutero, tras una aparente convergencia inicial de sus críticas con las del reformador. Los ambientes católicos elevados acogieron ampliamente el erasmismo, especialmente ente 1515 y 1540. Pero no tardó en manifestarse un conflicto interno entre quienes lo consideraban como una fórmula espiritual válida y quienes lo estimaron inadecuado para una verdadera recuperación religiosa y eclesiástica. Los segundos aventajaron a los primeros no solo porque el erasmismo se adaptaba poco a la masa de los creyentes y a su educación por parte del clero, sino quizás aún más por la acuciante exigencia de organizar la lucha contra el protestantismo a todos los niveles.

Bibliografía:
Domínguez Ortiz, A. (2001): España. Tres milenios de Historia, Marcial Pons, Madrid.
Floristán, A. (2016): Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona.

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